Siempre que se acaba un año me entran, inexplicablemente, ganas de llorar. De hecho, lo hago. Es como que, de pronto, suelto todo y, con ello, digo adiós. Como si todo se hubiera acabado de repente, y lo único, es que continúa. Quizás me despido de esas promesas no cumplidas, de esos sueños que han […]